Rigor Mortis.
jueves, marzo 12, 2015
ACTUALIDAD NACIONAL
Rigor Mortis.
miércoles, septiembre 21, 2011
Sozinho
miércoles, septiembre 07, 2011
I D E N T I C
La historia comienza en forma abrupta:
El hombre sentado en la mesa, su mujer dos sillas más allá ensimismada en sus cosas y a la espera de su hija. El hombre fija sus ojos en el atardecer dibujado en la ventana por donde penetra el paisaje andino, respira hondo y queda agobiado de su propio aire.
Ella atiende sus preocupaciones esmeradamente, a pesar del cansancio diario -que tanto profana su carácter-, se mantiene erguida y disparando letras en su netbook. El hombre sigue inmóvilmente absorto, alejado de sus propias convicciones y en una sumisa actitud desconsolada, siente las ramas agitadas de los árboles que rodean el lugar y mira a su mujer; ella lo atiende, sonríe y provoca un beso por medio de sus labios acurrucados. Él la observa y a pesar de sonreír y emular sin gracia el mismo gesto, sus ojos vuelven a ese atardecer gris y nuboso y sus sentidos se concentran en lo mismo. Ella advierte la carencia, pero continúa en esas labores que apremian su tiempo. Él escucha un balbuceo de ella -que ya no tiene los ojos en él y tampoco sonríe-; sigue sentada, ya no tan concentrada, un poco desilusionada de estar allí, ofuscada de sus labores y sin consuelo para su caricias, ni para sus dulces besos, se cuestiona; él la mira y sabe que ella piensa en él, de aquel modo que sabe distinto, pero siente que debe ser así, y sigue al silencioso acontecer, vuelve sus ojos a esa ventana y parece vegetar entre imágenes y pensamientos. Ella sigue sus esquemas a pesar del desconsuelo, recuerda a su niña y sabe que esa alegría siempre será para ella, esa es una venganza amable que siempre la albergará, y a pesar de no estar donde quisiera, puede tolerar esta tarde gris. Él continúa imaginando cosas inútiles, vagas y sin sentido, luego vuelve de ese viaje y entiende que el amor es otra ilusión, sólo sabe eso y no sabe cómo, y se pregunta de dónde sacó eso, instante en que comienza la lluvia y sus ojos nuevamente se dejan llevar por las aventuras de los elementos; ella sólo atiende sus cosas, ya no voltea su mirada ni siquiera por la lluvia y su música despiadada.
Algún día esto se acabará, piensan los dos.
domingo, junio 14, 2009
LA BRECHA DEL PRESENTE (1ª parte, si se escribe la 2ª)
Cómo sería disponer de un tiempo anterior para manifestar aquello que sólo el futuro deja entrever. Digamos que hablamos de un ser racional. La reiteración de un tiempo pasado dentro del futuro podría ser más que una alteración patológica, podría ser un presupuesto del tiempo, es decir, aquello sin lo cual -pasado o futuro- no existe o degenera en una temporalidad distinta (por ejemplo, el presente). Porque es más digerible intelectualmente la idea de la reiteración de conductas en el tiempo, lo cual es lo mismo que disponer que existe conductas anteriores que se reiteran en el futuro, no así pensar que existe conductas futuras que se ejecuten en el pasado, puesto que aquello que no ha ocurrido no puede ser objeto de una idea, salvo aquella que se preconcibe –que puede o no ser errónea-, sin embargo la ejecución de conductas pretéritas en tiempo futuro es un dato histórico ineludible. Las conductas del tiempo futuro no son objeto de análisis por una razón de temporalidad y espacialidad que no son más que literarias, puesto que en la ficción de la mente no existe necesariamente un tiempo o un espacio determinado, sino una multiplicidad de eventos atemporales que al ser analizados distraídamente se advierte su concurrencia, y al instante opera un mecanismo de disciplinación aprehendido desde “afuera” que “ordena” el flujo racional hacia el cauce de los estereotipos y moldes establecidos por las convenciones, los usos y las habitualidades transformadas paulatinamente en algo de aquello que se denomina “costumbre”. Al razonar dónde estamos, pretendemos una realidad paralítica que se escapa velozmente y es difícil de denominar presente, porque no se estaciona nunca y tiene movimiento constante –salvo un presidiario privado de garantías procesales de toda índole e incomunicado indeterminadamente, y aún así, el instinto natural de su cuerpo advertiría el transcurso inexorable de sí mismo y de lo que lo rodea-.
Cuando una voz dice recién, en pocas horas será ayer, y luego en otras tantas más será hace unos días, para perderse en la otra vez…, todas expresiones que pretenden la transfiguración de un hecho que se estaciona en una hora y en un día determinado, sin perjuicio que todo lo demás -absolutamente todo lo demás- continua una marcha que aleja todos los restantes elementos de la conciencia, la evolución constante e instantánea de todas las cosas vivas que nos rodean, ocasionando cambios microscópicos y atómicos que influyen en los flujos de la materia y su interrelación con la nada y el cosmos, aunque parezca artificioso.
La eventualidad de la expresión ahora es vacía, puesto que arriesga siempre establecer cuándo, lo cual nos indicaría que no puede hablarse de ahora como actual si debe necesariamente determinarse su temporalidad. El presente es vano sin los resortes del pasado y del futuro que lo amolden a algo imaginado, la estacionalidad de las cosas. Por ello hablamos del presente cuando nos referimos a una época, es decir un espacio de tiempo que fluctúa entre unos hechos determinados, porque el presente no se podría explicar sin la conjunción simultánea de varías épocas pasadas con otras que se espera que vendrán, y digo que se espera que vendrán porque cuando no son las mismas, o varían a las que se espera, el presente se acabó y comienza una nueva época de otro presente con otras circunstancias, y algunos denominados especialistas históricos –o especialistas del tiempo- dispondrán cómo se llamen esas instancias pasadas, por de pronto, el presente siempre es otro, no se estaciona jamás en concepciones o antojos de racionalidad, no obedece a una lógica cognoscible, por tanto, es incomprensible estudiarlo bajo estos parámetros por cuanto no son coherentes. Debe realizarse otro tipo o modo de efectuar su medición, por cuanto todo tiene una manera de ser y no otra. Ese modo no es nada de lo cognoscible racionalmente, por cuanto su modelo es ilógico y no podría explicar algo que se supone inmóvil y que se mueve al mismo tiempo, adelantando un paso importantísimo a los investigadores: no sirve la razón para explicar este fenómeno, su explicación es un adelanto imaginable en esta época –pasada- procesado por los parámetros de la biología –especialmente una rama de ella, la genética, según mi percepción- y la cibernética manifestada a través de códigos y ecuaciones logarítmicas electrónicas, las que no se rigen por moldes preestablecidos, sino que por diversos flujos de energía cuya fuente es cualquier tipo o forma combustible que, dicho de una forma inteligible, enciende la actualidad o la presencia actual, hasta lograr su consumación total al agotarse su fuente de energía, y como las cenizas, el pasado comienza a tener su color, pero antes existió una llama viva que antojó una energía y vitalidad que hacían advertirla. Así mismo me figuro una explicación literaria del presente. Algo que por supuesto debe ser objeto de una explicación acabada y dinámica, pero por ahora, celebre el lector esta primera acepción del presente: temporalidad de hechos, objetos y sujetos que necesariamente deben detenerse, estacionarse y consumirse, para dar lugar a nuevas y sucesivas temporalidades que se deviene imperecederamente hasta agotarse por sí mismas, aveces hasta mezclando sus propias contradicciones y elementos de incoherencia, para sosiego de la razón o de aquello que aún no se descifra por los parámetros culturales imperantes –y no necesariamente correctos o utilizables-.
DEFINICIÓN DEL PRESENTE Y DE SU BRECHA
Sostenido el siguiente avance: no impera la razón, ni la lógica convencional, ni tal vez las matemáticas. Las matemáticas cómo explican el presente: preguntar a un matemático. Pero de todos modos no tiene la razón, porque una ecuación no puede manifestar un estado o percepción, establece una regla general del cosmos cognoscible, sin considerar aquello que pueda influir en la regla de un modo sensitivo, elemento ajeno a la ecuación. El presente necesariamente se relaciona con flujos emocionales, su sola mención nos recuerda que existe un brecha estacional que podemos controlar, el ahora, que siempre seguirá anclado al cuando, premisa subsecuente a la estacionalidad de circunstancias que estructuran hitos de desaceleración y estabilización de objetos y sujetos en movimiento, la contradicción equilibra las semejanzas y desaparece la acción motriz, el espacio y el instante concentran un millonésima de unidad de tiempo y aún así, nada se detiene más que en la imaginación, incluso una fotografía.
lunes, noviembre 26, 2007
Ensayo de anticuentos novelados (y antinovelados) en construcción...
Tranquilo, respira hondo.
No es necesario dar un golpe, bueno a veces sí. Pero no lo hagas ahora, puedes cagarla más. Sí, te está insultando, pero así son todas, insultan, golpean, hieren con su ponzoña, influyen para que hagamos lo que quieren y dejemos de hacer lo que nosotros queremos. Así ha sido siempre. No existen excepciones maravillosas, el género es uno solo.
Bajo la abundante sombra de la vieja higuera había un columpio. Allí posaban quienes descubrían aquel mágico encantamiento de un asiento con cuerdas de trapos amarradas a un prominente brazo cubierto de grandes y gruesas hojas. Era el lugar más fresco que tenía aquel patio perdido en la falda del cerro Negro, a escasos metros del manantial cuyas aguas caían hacia el valle profundo. Un lugar como aquel hacía respirar aquella apacibilidad de los siglos pasados. Allí concurrían algunos de la familia a rememorar una vieja tragedia ocurrida al patriarca-tatarabuelo. Al despedir a un gañán ebrio y ocioso, éste le había solicitado su paga en forma grosera e irrespetuosa, intigándolo a bajarse del caballo. Al desmontar y sin más provocación, el bruto jornal se arrojó con una daga parroniana y la clavó una treintena de veces en la espalda de don Nicasio Torres, dejándolo muerto bajo la sombra de la muda higuera, huyendo a galope en el absorto jamelgo de su víctima. De eso ya iban más de ochenta años y nunca más nadie supo de aquel apodado El Contreras.
Tengo asuntos pendientes y algunos socios heridos, soy muy joven para disimular no estar contento, aunque se me ha advertido que estoy en la cresta de la ola, siento que mi hora es más allá que esta pueril escena de resentimientos, soy mejor negociador y sé que, aún en la penumbra de mis peores momentos, ellos jamás podrán lograr las cifras mías, nadie es tan osado para invertir en un poco de adrenalina, en hacerse víctima del tedioso momento gris para resurgir victorioso dando un garrotazo certero y quedarse con todo. Me persiguen con gran cantidad de recursos, sé que quieren asfixiar todos mis contactos, y pese a ello, me sigo divirtiendo como jamás lo había hecho, será que en realidad soy un torrante vestido con elegancia y no puedo disimular un poco, ni siquiera un poco, bah, aún cuando me tuvieran en la mira, ya les he quitado lo que jamás volverá a ellos, por eso, no veo cuál es mi peor derrota, sólo gozaré de lo que la victoria me dejó para degustar. También me quedé con ella, la mujer del presidente, la mejor y más astuta de quienes acorralaban al directorio, ella es una pieza importante en mis decisiones, ella quiere lo mejor para mi, y también para ella, eso dice, pero aveces advierto como lucra más de lo que debiera, y eso me desalienta, aveces pienso en dejarla y llevármelo todo, hasta sus joyas, pero luego despierto una mañana y me tiene retratado en la muralla de la habitación, desde las 3 de la madrugada trabaja, y pienso si será posible que me traicione, si hasta yo he estado a punto de hacerlo, pero veo mi retrato y sólo veo la dulce mano que lo aseda con carbón, no sé que imaginar, pero no puedo desaparecer en divagaciones extrañas, debo estar alerta, tal vez sea otra de las tantas tretas que yo mismo he materializado, el artista enamorado. Soy presa de mis propios subterfugios. Mi padre murió hace poco y ni siquiera pensé en su funeral. Mi madre nunca estuvo presente, nos abandonó temprano, pero mi padre, el ebrio consuetudinario, me encargó el negocio y darle una renta, yo tenía 12 años, pero me hice cargo de asuntos mayores, luego mis hermanos y todas esas exigencias para que los mantuviera, sé que me envidiaban desde niños, los abandoné a temprana edad, me llevé todo el dinero y la mercadería, había ahorrado lo suficiente en cinco años, los dejé con papá, para que se hiciera responsable, pero me equivoqué. De cinco hermanos, sólo uno vive. Su domicilio es la calle, debajo de un puente, en un escaño de alguna alameda o plazoleta, dentro de un vehículo abandonado. Esa es mi conciencia inquieta, no sé donde buscarla. No tengo familia, sólo esta voz de mujer a la cual nunca he podido ser infiel. Espero tranquilo el zarpazo que vendrá, la ignominia que me persigue, siempre he desconfiado de todos y nadie me ha vendido si quiera la mugre depositada en mis uñas.
María era una mujer extremadamente bella, de aquellas que con solo mirar ocasionaba estremecimiento y alegría, tan atractiva era que casi nadie osaba dirigirle siquiera una palabra o un ademán sensual, su silueta era increíblemente curva, en cada postura que su cuerpo ocupara formaba una nueva y atrayente figura, al sentarse sus caderas se abrían orgullosas y se advertía sus piernas largas y asedadas, o cuando caminaba con sandalias sus piernas eran juguetonas, o si se ponía un taco elegante se transformaban en dulces y apetecidas golosinas en movimiento, o si trotaba por la falda del cerro mostraba la firmeza de sus glúteos fascinantes. Además sus ojos despiertos, alegres y acertivos atrapaban la atención de cualquier ser vivo. Era la hija de doña Eliana De Costas, mujer exuberante y deliciosa, cantautora, ingeniero y agricultora, independiente pero amante fervorosa de don Gonzalo Abarca, cantante y poeta taciturno, trovador en noches de melancolía, pero sin alejarse de doña Eliana y de su hija María, podría decirse que ambas parecían ser la continuación de cada una, con suertes diversas pero con el mismo fin travieso y festivo, ambas enamoraban a tantos hombres (y también mujeres) sin proponérselo que sus pares jamás lograban sentirse confiadas o tranquilas de tenerlas como amigas, por ello la madre y la hija eran gente de poca sociedad y de muchos viajes y aventuras que ya los quisiese uno para sí mismo. María era perfecta, aún cuando pudiera no serlo. Doña Eliana era la creadora y el génesis de dicha existencia.
martes, octubre 30, 2007
POR UNA VÍA Y POR OTRA
Camino por las calles, a veces festivas y llenas de algarabía popular, a veces sucias y malolientes, llenas de sabores homicidas, pero también en ellas se observa lujuria y placeres urbanos que atraen almas en penas y descarriados deseos impetuosos de explotar, también se dejan arrastrar turbas de manifestantes, declarantes y demases, masas de gentes desconocidas, cadáveres futuros dejando sus sombras en algún vital cuerpo desprevenido, andantes de veladas inverosímiles y tahúres abatidos dentro de bares recios de humo y de sexo bruto atraviesan los colosales caminos de esta urbe enorme, distante, monstruosa y delirante, calzadas agobiantes y solitarias cuando el ocaso estremece la vigilia, animales y alimañas sueltas en el mismo corral, risas de algún jolgorio espontáneo nacido de blusas y sedas despojadas de una piel suave dulcemente acariciada, ojos inyectados en sangre y espermatozoides repartidos en la garganta cobijadora, sirenas despertando atenciones indiferentes y mecánicas corren por la avenida disolviendo el tiempo dentro de una vida con ganas de morir, ojos desprovistos y una llamarada dentro de una ventana, más sirenas resguardando el caos, a veces aparecen baladas de aves desaparecidas, canciones épicas de héroes imaginarios llenan los subterráneos de un tren aniquilador, hordas de animales sudorosos contagiando sus recíprocas enfermedades, todo esto y cientos de cosas más que es demasía hablar suceden en un segundo, luego ellas cambian, dejan de ser lo que eran, comienzan de nuevo, de otra forma, parecen no ser las mismas, se ocasionan distorsiones relacionadas con la continuidad de las consecuencias previstas, cuando ellas se mutan y se disocian nos conmueven y las observamos con mayor detención, las cosas comienzan a decidir sin que interceda de modo alguno voluntad consciente, los torrentes cambian sus cauces previniendo la enfermedad humana y sus basurales, los pasajes angostos dentro de cuadras cubiertas de mediaguas y las estrechez de la impotencia perturba a sus habitantes, quienes advertidos de ello deciden todos, sin necesidad de consultarse, aceptar el desamparo y comprar en veinticuatro cuotas televisores de plasma que los acerquen más a la gente que no sufre, se puede comer cualquier cosa en la calle, cualquier cosa, las sirenas están de vuelta acechando al hechor, danzan coquetos aromas seduciendo a sus presas, cambio de dinero por especies, y la noche y los delincuentes, y las juergas, las galería de bailes, la marihuana, la cocaína y algún psicotrópico de última generación, un buen vodka servido por una mujer sensual y discreta, niños corriendo por almacenes imaginados en algún lugar del sur, las estaciones de trenes ocupadas por pasajeros ensoñados y sin rostros familiares alentando sus despedidas, anchos canales navegados por barcazas que surcan aguas arduas y altivas, la noche muestra los astros titilantes y soberanos a quienes la electricidad urbana ha despojado de su nobleza, los vientos corren en escalas musicales que entonan canciones de mitos olvidados y sepultados, cuántas cosas puede un minuto de nuestras vidas estacionar dentro de este laberinto de palabras que se cruzan dentro de una cabeza imaginada e irreal perteneciente a un ser vivo real, historias innecesarias narradas en forma intrincada con el objeto de ocasionar alguna sensación, algún recuerdo que asemeje la voluptuosidad que gobierna a cada lector, sólo basta una palabra para leer todas las cosas, pero jamás la ha descubierto la razón, en fin, nada de lo que se manifieste será más cercano al tacto, nada puede unir a nadie, la soledad no es una enfermedad sino la conciencia de la realidad moderna, somos libres (por breves momentos) dentro de la espesa forma heredada por las estaciones del tiempo. Salud.
sábado, marzo 03, 2007
Un consejo pa' un desesperado
Puras güeás son estas de andar sintiendo que la carga está pesá, no pues oiga, si cuando lo pasa bien nadie le dice que no lo haga, ahora es igual, ahora tiene que poner la cara y no andar con cobardía y haciéndose el de la chacra, si todos sabimos a que venimos y por donde vamos, no es hora que le saque el poto a la jeringa, apechugue, usted debe entender que en las malas se ven los amigos, antes es puro güeveo, cualquiera lo pasa bien con uno, un par de vasos de cualquier mierda etílica y ya, listo, cualquier cuchumbería es la raja, cualquier alma desarraigada es el mejor interlocutor, si a mi no me diga que no es así, yo estuve en la misma, y creía que jalar como chancho y ponerle wendy con el copete era estar la raja, y que me dice al otro día, al otro día el tremendo hachazo, pa' la cagá, y putas, pa' arreglarlo un par de cervecitas (o un blody mery pa los más cuicos), y qué cree uno, que chucha, las estoy haciendo de oro, y no pues mi amigo, uno se está haciendo mierda la vida, los sentidos dejan de percibir las cosas más esenciales, uno se gasta el poco dinero que recibe de un trabajo miserable, y la familia que se haga mierda, porque si uno es solo, putas, tengo derecho a hacerme mierda solo, a morirme en mi embriaguez, a vomitar mi propia desvergüenza, pero acompañado de una o más personas, llámense familia, ahí es indigno, un weón despreciable y pervertido, a ese no hay quién le tenga misericordia, por eso le digo, uno puede hacer la güeá que se le antoje con su vida, pero cuando hay que pagar la cuenta, es ser muy fresco de raja hacer perro muerto, tiene que asumir pues rotito, no se va a venir a desinflar ahora, eso si que es irresponsable y cobarde ¿no le gusto el güebeo?