martes, abril 18, 2006

Acerca del derecho y sus atrocidades. I parte



Cansa la misma historia. Cada vez que se piensa en el devenir como un suceso futuro e incierto no existe nada más incorrecto y apresurado para definirlo. Hemos caído en la tentación de un mundo desbordado por la trascendencia del ser y la incertidumbre del destino, pero bástese con la experiencia de cada individuo para comprender de un modo irresoluto que no existe nada más irreal, falso y carente de sustento empírico. Nótese que la evolución del hombre se ha debido al descubrimiento de las ciencias y las artes, principales aliadas del desarrollo humano. Tanto las ciencias como el arte son una creación aparentemente humana, y se dice aparentemente debido a que no ha faltado la tesis de un conocimiento derivado de agentes externos al planeta, o bien, que dicho saber ha sido traspasado divinamente o por intercesión del azar, en fin, debe notarse que, la apariencia produce un estado de seguridad. Por tal razón, sólo se analiza lo aparente desde el punto de vista de lo resuelto, no de lo que resolveremos en este estudio. El interés principal es develar que, la base del conocimiento humano está en el método empírico de aproximación a la verdad, y que bajo ese prisma de aprendizaje hemos aprehendido que el mundo, representado por el total de los sucesos posibles en nuestra imaginación, ha mantenido una estructura asimilada a cada individuo dentro de sus circunstancias peculiares, circunstancias que se confunden con las de otros individuos al existir la interrelación, razón por la cual, la visión que se tiene de la realidad es figurada, ya que sólo se despliega el párpado dentro de lo cotidiano y lo habitual. No obstante ello, la aproximación que hace cada ser de la realidad cotidiana de los individuos que le afectan en su entorno, lo hace permeable a desplegar cierta capacidad de imaginar una realidad no cognoscible empíricamente, pero practicable a través del ejercicio de la empatía imaginativa. En ese instante de equiparación de las circunstancias ajenas es que se produce un complejo dinámico, veloz y coherente dentro del proceso de aprendizaje, ya que, al imaginarse en una posición distinta de la que se posee, se anula las circunstancias propias, se pretende la subsistencia (imaginariamente) actual bajo condiciones no estudiadas, se acelera de manera rauda las percepciones y los sentidos, el método de conocimiento tradicional es reemplazada por el instintivo, lográndose la adecuación (imaginaria) y la justificación de las circunstancias externas, comprendiendo el sentido y la sensibilidad del agente empatizado. Este método de aprendizaje inmemorial no ha sido lo suficientemente reforzado por ciencia alguna, sino más bien, ha sido menospreciado y relegado al imaginario del fervor popular. Sin embargo, en el arte mantiene un feudo inescrutable al que pocos acceden, pues pocos han llegado ha idealizar el sentido ajeno dentro del esquema propio, dando crédito al instinto como método de instrucción. Y se dice instinto desde que al imaginar no existe posibilidad de contaminación externa, sólo es posible la respuesta si realmente es comprendida la pregunta, y debe ser cada individuo el que acceda a la comprensión empática, es imposible la explicación foránea por medio de las letras o de la voz. En la explicación denominada “foránea” existe respuesta dirigida que, no en pocas ocasiones, la historia se ha dignado a dar muestras del error en quienes formularon la respuesta estatal y la obligatoriedad de dicha interpretación. Sabemos del costo económico, del daño moral y de las atrocidades contra lesa humanidad que se han originado desde que el sentido común ha sido reemplazado por la norma científica y la norma de control humano denominada “ley”. Al acceder al reemplazo del conocimiento imaginativo hacia el conocimiento dirigido y obligatorio[1] se ha hecho más dependiente a los individuos de la decisión ajena, lo cual parece una contradicción y una ironía. Pero es así, y quien no lo crea sólo debe mirar la periferia que lo circunda para responderse inmediatamente que, sus percepciones del mundo son las conclusiones de otros, de alguien no identificable pero ruidoso, de algo que mantiene la atención diaria y concentra “la opinión” de la gente. Es el derecho, representado a través del poder mediático y de los factores de producción que lo manipulan, lo ajan, lo muelen y lo esparcen a los cuatro vientos para su fertilización en los receptores obligados. El derecho ha sido la principal arma de tiranos y genocidas para el logro de sus fines, pese a que el derecho es el arte de crear normas de convivencia pacífica humana. Y es un contrasentido el derecho, desde que ha sido la medicina usada (manoseada) para matar más personas desde la historia del inicio del mundo cognoscible, siendo exactamente lo contrario per se, es decir, busca la convivencia pacífica del ser humano. Olvida el derecho clásico asimilar el resto del mundo al entorno humano, generando la desvalorización de lo circundante y sobrevalorando los sucesos de la especie que regula, lo cual ocasiona un desequilibrio apreciativo de las demás circunstancias y elementos que originan la existencia entera. Se pretende provenir de alguna forma de vida superior, en circunstancias de que nada nos ha demostrado, a través del método elegido por la humanidad para adquirir el conocimiento, de que así sea. Es más, se pretende la comunicación extraterrestre para dar el alivio de la trascendencia con respecto a los demás congéneres animales, pero la verdad es que nada es más irreal que una respuesta que el sentido común percibe como una excusa proveniente del paroxismo espacial.

La revolución que se ha pretendido durante la historia de la humanidad es la reivindicación de la dignidad humana, de todos los humanos, lo cual nos lleva a un contrasentido y una ironía. Nuevamente nos lleva al Derecho, a la explicación del deber ser. La adaptabilidad es dejada en manos de quienes se especializan en lo específico, lo cual no significa que el método por sí mismo sea correcto, sólo nos da una alta probabilidad de que el experto nos lleve a la conclusión correcta. Luego, la conclusión se transforma en mandato imperativo que no se entiende si no se interpreta, y quien interpreta con alcance obligatorio es normalmente un agente del estado dotado de imperio y coerción, quien puede no comprender la norma y aplicarla de un modo diferente a la del experto que la originó. Es más, puede haber tantas respuestas como tantos jueces existan, haciendo de la norma una expresión de palabras desdecibles por sí mismas. La interpretación (de todo) es, dentro del método elegido para acceder al conocimiento, el área menos explorada por la razón, sólo se pretenden ensayos y poética jurídica y literaria, mas están al borde de parecer una enorme estructura sin nada a qué servir, pues sólo sus autores y algunos pocos individuos más, logran interesarse en la manera de representar la realidad a través de la elucubración propia, pues la mayoría prefiere que otro les diga en qué consiste lo que ocasiona duda.

Debido al afán desmotivador de la mayoría de mis colegas para la producción de estas letras, me he visto forzado a escribirlas para ocasionar la polémica o el silencio. El derecho, pese a su esencia integradora, ha resultado ser el complejo de ideas más letales creados por la humanidad, en perjuicio de todos los seres vivos que habitan el planeta. Es la conclusión más lamentable que el ejercicio de la profesión me ha permitido descubrir.



[1] Es obligatorio lo que es necesariamente forzoso e ineludible. Al mantenerse un sistema de reglas imperativas y generalmente obligatorias, se ha relajado la ancestral etapa de conocimiento propio y externo a través de la empatía, debido a que además del reemplazo formal ha existido desde siempre la necesaria coerción estatal para reprimir el desacato a lo prevenido por “órganos competentes” de deliberación social.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si eres abogado estás cien por ciento errado en el enfoque del derecho, no es necesario ser un hiperjurista para darse cuenta de que tus motivaciones no son más que pasionales, nunca científicas.
saludos

Anónimo dijo...

si federico frías es abogado, pues que mal, ni siquiera sabe litigar con argumentos inteligibles, y no es necesario ser hiperletrado para darse cuenta.
saludos