martes, abril 18, 2006

EL ILUSTRE (VERSIÓN 1ª)


En mi larga trayectoria empresarial he debido asumir distintos roles que, en ocasiones, resultan contradictorios. Así, y a modo de ejemplo, en Mayo de 1986 debí solicitar la declaración de quiebra de una de mis empresas agrícolas, asumiendo responsablemente la falta de liquidez por la que atravesaba la sociedad. Un largo y extenso juicio de quiebra tramitado ante un Tribunal de provincia declaró que no existía responsabilidad de la gerencia ni de los directores, razón por la cual se estimó que se había producido por caso fortuito. Esto se produjo luego de dos años en los cuales logré tomar extenso contacto con el síndico y sus agentes, y también con muchos acreedores a quienes no conocía en persona. Lo más importante es que dejé un pasivo impago de US$ 5.700.000.- (en modo figurativo, pues quien dejó el pasivo fue la sociedad agrícola “El Manzano”, persona jurídica distinta de quienes la componíamos), pasivo que jamás pagaré. Entre quienes se cuentan como acreedores impagos, el 60 por ciento corresponde a doce sociedades, unas de responsabilidad limitada, otras, sociedades anónimas (cerradas y abiertas), en las cuales participo en un 72 por ciento de sus acciones, es decir, son mías.

Eso sirvió para luego establecer una provisión de deudor incobrable en cada una de las sociedades impagas, por un monto ascendente a US$ 658.270.- aproximadamente, razón por la cual, en los respectivos períodos financieros, ninguna de las sociedades mencionadas obtuvo utilidades liquidas, sino que por el contrario, agregando otros conceptos propios de cada sociedad, ya sea por gastos o incumplimientos contractuales, cada una arrojo pérdidas de distintos montos. Ello me permitió no pagar las gratificaciones legales de los trabajadores de las doce empresas (que no mencionaré) durante dos períodos completos.

Es decir, en mi rol de empresario, he logrado descubrir la utilidad de una quiebra declarada fortuita. El negocio consiste, entonces, en lograr esta declaración, la que, posteriormente, se constituye en el instrumento más eficaz que justificara a otras sociedades del pago de obligaciones derivadas de la ley, embolsando subterráneamente dicho ahorro en cuentas bancarias extranjeras. El negocio debe gestarse desde que la sociedad fue hecha para quebrar, pero la apariencia de la buena fe es la principal arma para la defraudación, ya que sin esta careta de pulcritud, el negocio se transforma en delito, y las penas persiguen a las personas naturales.

Una vez que se ha asentado esta apariencia negociadora y competente, debe sobrevalorarse la capacidad de endeudamiento y menospreciarse los riesgos a través de la inversión. La inversión en ningún caso debe dirigirse a la propiedad, sino que a la producción, lugar donde las huellas desaparecen rápidamente. En definitiva, en mi primera presentación al público, quiero dejar claro que mi afán actual es indicarles lo extraviados que están de tantos hechos sociales en los cuales aparecemos como víctimas del mercado o de las presiones ilegítimas de trabajadores, gobierno u otras entidades fiscalizadoras, como el propio Servicio de Impuestos Internos, ignorando que la realidad es una estafa.

Mi segundo rol, contradictorio con el primero ya reseñado, es haber sido electo y representar a esta provincia como Diputado de la República de Chile por un partido político ungido de los votos populares, de la clase trabajadora, de las dueñas de casa ausentes del acontecer nacional, en fin, de todos aquellos que han sentido postergados sus anhelos y sed de justicia. Este también es un rol empresarial, ya que ha sido éste el que me ha permitido conocer más y mejores negocios, relacionando a otros empresarios y adquiriendo un mayor volumen de decisiones difíciles, contactando a gentes de todas partes del mundo. Debo además decir que, pese a mi reconocido amor a los obreros, no debe olvidarse que éstos jamás han estado de parte de nadie, sólo de ellos mismos, razón por la cual, el remordimiento no alcanza sino para la negación de todo. En otro capítulo les hablaré de negociaciones incompatibles, por ahora, no crean todo lo que ven y no vean todo lo que crean.

Bob Statchet Sanhueza.

1 comentario:

nihilego dijo...

Este texto es verdaderamente increible.
Me ha dejado verdaderamente helado, Don.
Es como ... como ...

como esto:

"... Los Antiguos eran, los Antiguos son y los Antiguos serán. No en los espacios que conocemos, sino entre ellos, los Antiguos andan serenos y primordiales, sin dimensión e invisibles para nosotros.
...
Los Antiguos andan invisibles por los lugares solitarios en los cuales han sido pronunciadas las Palabras y aullados los Ritos en su debido momento. El viento farfulla con Sus voces, y la tierra murmura con Sus conciencias. Doblegan los bosques y aplastan las ciudades, pero ningún bosque ni ciudad puede ver la mano que les hiere.
...
Su mano esta en vuestras gargantas, pero vosotros no los veis.
..." - Lovecraft, El Horror de Dunwich.

Da miedo. Da miedo Bob.